A mi amigo le he arreglado una silla
que tenía por ahí en su desván
una silla rescatada de un viejo bar de los de antes
de los de abuelos jugando a cartas
y a dominó
con el sol y sombra al lado
y el televisor encendido para nadie
mi amigo gusta de sentarse en su silla rescatada
tablas de palés desiguales
con sus gorduras dispares y sus anchos imprevistos
marcadas por puntas despiadadas
y toscos cepillados
y lijadas cuan San José en su improvisado
taller
en un laburo básico y esencial
a mi amigo los costeros no le asustan
ni le intimidan los nudos negros que clarifican
la percepción dice
llevándonos a la esencia
a mi amigo la lectura le fascina
el paseo le embriaga
la soledad bien acompañada le ilumina
y le gusta más la gente que la geografía
un vermú y unas olivas asegura dignifican la plática
sobre esta o aquella materia
llegando al término
con unas más o menos desnortadas conclusiones
sin menoscabo de un raciocinio coherente y cabal
a mi amigo le he arreglado una silla
cuya dureza y severidad estimulan su trabajo mental y su intelecto corporal
dice
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